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Videoconferencia con Tomás Caballero, presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo

Tomás Caballero, presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, nos acompañó el pasado 25 de febrero con una conferencia sobre el presente y futuro de las víctimas del terrorismo, colectivo al que dedica sus esfuerzos desde la FVT. Y lo hizo el día en el que su padre (asesinado por la ETA hace 23 años) hubiera cumplido 86 años.

Inició Caballero sus reflexiones esbozando el compromiso de la FVT en preservar los valores esenciales de nuestra democracia y de nuestro Estado de Derecho en defensa de la convivencia, siempre en el marco de nuestra Constitución, un anhelo por muchos compartido. “En un momento en el que la crispación y el recelo mutuo parecen haber impregnado la vida política, es esencial que desde la sociedad civil se siga trabajando para mantener el espíritu de concordia y respeto que defendemos”, afirmó el presidente de la FVT.

La Fundación, que este año celebra su 20ª aniversario y que tuvo al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez González como primer presidente, constituida en el marco de Pacto Antiterrorista suscrito en diciembre de 2001 por el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, nació para responder a la necesidad de los “poderes públicos de culminar el proceso de atención, protección y dignificación de las víctimas del terrorismo, durante mucho tiempo olvidadas, carentes de visibilidad y sin el necesario apoyo moral”.

Surgió para ser una voz más, pero también una voz común de todo el colectivo, una herramienta más de la lucha contra el terrorismo y un instrumento de defensa de los derechos de las víctimas, para avanzar en su proceso de atención, protección y dignificación.
Nacida la Fundación desde el “consenso y para el consenso”, Tomás Caballero aseguró que “nuestro hecho diferencial” es ser una entidad con vocación de integración de todo el movimiento asociativo, un punto de encuentro, a través del que canalizar todos nuestros intereses comunes”, siempre en defensa de los principios fundamentales que han de representar el compromiso permanente del Estado y la sociedad con las víctimas del terrorismo: Verdad, Memoria, Dignidad y Justicia.

Centra la Fundación sus esfuerzos en prestar la ayuda necesaria en su vertiente asistencial a las víctimas del terrorismo y sus familias, impulsar becas y promover intercambios culturales y crear un fondo cultural de carácter permanente en memoria de las víctimas. Además de prestar la ayuda y colaboración precisa al conjunto de asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo, otro de “nuestros pilares fundamentales”.

Para Caballero, entre los retos y desafíos que la Fundación tiene para el corto y medio plazo, extender su sistema de ayuda asistencial directa, cuya finalidad consiste en cubrir las carencias de las víctimas que no están previamente atendidas por las Administraciones Públicas; continuar promocionando mediante convocatoria pública los llamados Proyectos en Colaboración, a los que destina parte de su presupuesto para financiar un total de unos 40 proyectos al año; consolidar la obtención de financiación, tanto pública como privada, y contribuir a la construcción de un único relato para que los jóvenes y las generaciones futuras conozcan esta parte de la historia más reciente de España en la que resultaron heridas más de 5.000 personas y asesinadas más de 1.400.

Tienen proyectos educativos en los diferentes niveles de estudios desde primaria a la universidad para que los jóvenes conozcan qué pasó en nuestro país en los años del terror. Labor importante en un país donde hay muchos de ellos que no saben quién fue Ortega Lara o Miguel Ángel Blanco.

Una Fundación muy necesaria en un país que ha sufrido 60 años de terrorismo desde el asesinato en junio de 1960 de la pequeña Begoña Urroz en la estación de Amara de San Sebastián, y cuyas heridas siguen aún abiertas.

Y es que para Tomás Caballero, todavía queda mucho trabajo por hacer: en defensa de la memoria de las víctimas, porque aún, todavía hoy, “hay quienes tienen que reconocer y rechazar lo que hicieron y hacerlo de corazón”; en el apartado de los casos sin resolver, aquellos en “los que la familia quiere saber…”; en la denuncia de los reiterados homenajes a los etarras a su salida de prisión; ejemplo, todos los atentados que están sin resolver; en la salvaguarda de la convivencia, porque sigue habiendo ciertas zonas donde “no hay plena libertad”.

Termino el presidente de la FVT reiterando “nuestra voluntad de seguir trabajando como hasta ahora, siempre con la mirada puesta en la meta de eliminar para el siempre el terrorismo de nuestra sociedad. Se abren ante nosotros nuevos retos, y el mayor de ellos es no caer en el conformismo porque ese sería el peor tributo que podríamos rendir a las víctimas”.

Tienen mucho por hacer y toda la ayuda que podamos darles será necesaria.

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