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Una modesta proposición

Este título es copiado de un ensayo del ministro griego Varoufakis. Lo copio, porque él también se lo robó primero a Jonathan Swift. En 2010 Varoufakis propuso en un ensayo homónimo su receta para la crisis. Yo, modestamente le sugiero que mire los errores en la implantación del euro. Encontrará fisuras que arreglar antes de que sea demasiado tarde.

La creación del euro fue motivo de múltiples discusiones a cerca de la viabilidad y conveniencia de unir economías ricas del norte con las pobres del sur.  El premio Nobel de Economía Robert Mundell puso orden enunciando su “Teoría de la Moneda Única”, la cual estableció el proceso de unificación monetaria en base a tres preguntas; Primera, ¿Los países que se van a unir tienen el ciclo económico sincronizado? O por el contrario hay países que entran en crisis mientras otros disfrutan de bonanza. Segunda; ¿Hay movilidad de trabajadores entre los países? Tercera ¿tienen un gobierno común que pueda transferir ayudas para la zona en crisis? En el caso de los Estados Unidos la primera pregunta no se cumple pero sí las otras dos. Por ejemplo, California tiene un ciclo económico distinto al de Boston, pero los trabajadores se desplazan de un estado al otro para trabajar con facilidad. Y el gobierno federal americano puede ayudar a un Estado con el superávit del otro. En el caso europeo todas las respuestas son negativas. Por eso, muchos economistas recomendaban esperar a la construcción de un estado federal antes de crear el euro. Pero esto no pasó y en Europa se empezó la casa por el tejado.

La solución pretendida para estas asimetrías fue el Tratado de Maastricht (1992), en base al cual los estados miembros se comprometían a ponerse un corsé financiero que garantizara la estabilidad de la UE. Los amarres eran los criterios de convergencia referidos a estabilidad de precios, déficit presupuestario (inferior al 3%), deuda pública (inferior al 60%), no realizar devaluaciones competitivas en los dos años anteriores a la entrada al euro y tipos de interés a largo plazo dentro de un rango común (primas de riesgo mínimas). Esto funcionó hasta que llegó la crisis. Los primeros en soltarse el corpiño fueron Francia y Alemania. Poco tardaron el resto de países en seguir sus pasos. Como consecuencia, en 2010 ningún país cumplía los requisitos para pertenecer a la zona euro. De aquellos barros vienen estos lodos.  Y claro, llegados a este punto quedaría muy feo de cara a la ciudadanía que todos los estados miembros se señalaran con el dedo gritando “Yo sí, pero tú mucho más” Es algo que obvian interesadamente, pues solo ellos son responsables de no cumplir las normas que se habían auto impuesto. Siempre que se abandona la ortodoxia económica a favor de una causa cortoplacista se acaba pervirtiendo el resultado pretendido. Las causas no se solucionan y las consecuencias son más graves que las iniciales. Si uno analiza la historia económica de la humanidad verá cómo los políticos discuten, con mayor o menor intensidad, la conveniencia de soltarse el cinturón para emborracharse de deuda. Cuando ganan los amigos de la deuda, el drama está servido. La resaca  postrera la solucionan bebiendo más. Burbujas que tapan burbujas hasta la hecatombe final. Miseria para todos. Especialmente para los más pobres.

Voy a terminar por recordar “La modesta proposición” de Jonathan Swift, la genuina. Es un ensayo sarcástico del creador de los Viajes de Gulliver. Swift propone solucionar el problema de la pobreza extrema de los campesinos irlandeses, convenciéndoles de que vendan a sus hijos para carne. Los más pobres tendrán bienes que podrán ser embargables en caso de impago. De esta forma se evitarían abortos, infanticidio, vagabundeo, etc. Y si el negocio de la carne infantil prospera, cada matrimonio podrá conseguir fácilmente ocho chelines anuales. Pagarán sus deudas y se reactivará la economía. Swift terminaba el ensayo con la frase “No tengo hijos por los que pueda proponerme obtener un solo penique; el más joven tiene nueve años, y mi mujer ya no es fecunda”.

Carlos Medrano Sola es consultor y economista

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